Recuerdo ser pequeño y soñar con una serpiente de tamaño descomunal. De muchos colores además: verdes, azules y amarillos fusionándose por todo su cuerpo en una combinación de escamas y colores, ofreciendo todo un espectáculo a la retina en forma de suave gradiente de colores.
Recuerdo contemplar asustado cómo giraba en sentido contrario al de las agujas del reloj habiendo adoptado la forma de una espiral en cuyo centro se enconraba su cola. Enroscada sobre sí misma, deslizándose por el suelo pero sin moverse, como si su movimiento fuera producto de una plataforma giratoria escondida bajo su cuerpo reptiliano.
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