Estaba en Italia. No se veía el Coliseo, ni hombres en traje de chaqueta, ni nada parecido. Sin embargo, sabía perfectamente de qué país se trataba. Me encontraba en el apartamento de una señora que se parecía mucho a una de mis abuelas. Nos asomamos por la ventana (que, junto con un sofá horrible y una nevera minúscula constituía todo el mobiliario de la sala) y vimos un pequeño robot con ruedas aproximándose a una alcantarilla. La señora me informó de que eso quería decir que estaban buscando una bomba. Yo miraba al suelo (blanco con manchitas marrones, como el del piso en el que me crié) y me daba cuenta de que estaba en zapatillas y pijama. Hay peligro de muerte y lo primero que piensa mi yo onírico es que tiene que cambiarse para salir a la calle.
De pronto estoy en una balsa de madera como las de los parques de atracciones acompañada de una profesora y nuestra embarcación se cruza con la de A., que empieza a reírse de mí y me dice que si ese era mi yate y que soy una mentirosa. Yo le digo que no y que mi padre no tiene un yate, sino una embarcación de recreo y pesca de menor eslora.
No sé si me oye porque empieza a haber un oleaje increíble.
"Que mi padre no tiene un yate, sino una embarcación de recreo y pesca de menor eslora". Twittea eso : D
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